Entradas

Mostrando entradas de julio, 2010

La catarata Fortuna

Imagen
La mejor forma de terminar una excursión al volcán Arenal de Costa Rica es relajándose con un baño en la playa. El problema radica en que hablamos de una región del interior del país y tanto el Caribe como el Pacífico se hallan a varias horas de carretera. Pero no pasa nada. Para eso está el río Fortuna . Se coge un todoterreno -o un caballo, que es más divertido- y, tras atravesar un cerro hacia el norte, llegamos a un área protegida con instalaciones sanitarias: vestuarios, duchas, tienda de recuerdos, aparcamiento. Allí se paga la entrada, dinero que una asociación emplea en proyectos sociales de la zona, y luego hay que seguir a pie por una tremenda escalera, de quinientos peldaños para ser exactos, que baja y baja abriéndose paso entre la densa vegetación mientras de fondo se oye un rugido continuo. No se trata de una fiera, sin embargo, sino de la catarata que vomita las aguas torrenteras de las montañas circundantes a una poza, creando el Fortuna. Setenta metros de caída

Vanitas vanitatis

Imagen
¿Puede traer algo bueno una epidemia que acaba con dos tercios de la población? ¿Puede tener algún efecto positivo que haya que improvisar cementerios (en plural) y se formen colas kilométricas a las puertas del hospital? ¿Que manzanas enteras de edificios queden vacías al ser fulminadas sus ocupantes en pocos meses? ¿Que la ciudad afectada vea derrumbarse su economía y nunca más recupere el nivel anterior? Pues sí, siempre que no seas uno de los caídos lo veas en la distancia y el tiempo, claro. En 1649 un brote de peste bubónica arrasó Sevilla y mató a más de sesenta mil personas antes de remitir por sí solo. La ciudad perdió la pujanza que la situaba entre las primeras del mundo y dejó una terrible impresión en los supervivientes. Uno de ellos era Miguel de Mañara , un notable que ejerció diversos cargos públicos hasta llegar a la alcaldía. La leyenda, inexacta, pues parece ser que se originó en el contexto anticlerical decimonónico, dice que llevaba una vida disoluta h

Chamberí: la fetén, chavea

Imagen
Esta semana, el viernes 16, es la Virgen del Carmen. Como en breve pasaré por Madrid para coger un avión y tendré que pernoctar en casa de unos amigos a los que siempre exploto con esos fines en verano, la fecha es oportuna. Porque ellos viven en la calle de Santa Engracia del castizo barrio de Chamberí , que celebra la tradicional verbena del Carmelo ; evento, dicen, creado en su día para luchar contra el creciente proselitismo protestante en la zona. No está del todo claro a qué debe Chamberí su nombre, aunque sí en que es de origen francés: hay noticia de que se lo pudo poner alguna de las reinas del siglo XVIII, como Bárbara de Braganza , esposa de Fernando VI, que gustaba de pasear por esa zona, o Isabel de Farnesio , mujer de Felipe V; otras fuentes lo atribuyen al regimiento galo de Chambery , que acampó en la zona durante la invasión napoleónica. En cuanto a Santa Engracia , se extiende desde la plaza de Alonso Martínez hasta José Abascal. Es un lugar relativamente joven,

Temulentia in Luco Augusti

Imagen
Volvamos la vista atrás y recordemos uno de aquellos viajes legendarios de mi cada vez más lejana etapa universitaria. Concretamente uno de los que realicé por tierras de Galicia y Portugal con la finalidad de conocer in situ la cultura castreña. Tras visitar algunos castros del occidente asturiano llegamos a Lugo , de la que no puedo contar mucho porque nuestra visita -dado que íbamos con el tiempo justo- se centró en la parte arqueológica, sobre todo en la muralla romana, actualmente Patrimonio de la Humanidad : dos kilómetros de longitud y cuarenta y seis torreones bien conservados. De hecho, no recuerdo nada más que aquellos sillares ennegrecidos por el agua y el tiempo, pero tampoco debería extrañar a nadie, ya que esa tarde pillamos todos una cogorza tan monumental que rivalizaba con el monumento, valga la irónica redundancia. Porque, entonces, a la sombra de los muros milenarios brotaban bares y cervecerías sine die , y cuando terminamos de recorrer el camino de ronda empe