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Mostrando entradas de febrero, 2016

Mi cita con la Dama de Ampato

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Machu Picchu, el lago Titicaca, Cuzco y las líneas de Nazca se llevan la parte del león en el turismo de Perú , pero eso no quiere decir que no haya mil y un sitios por allí que puede resultar igual de atractivos. Uno de ellos es Arequipa , indiscutiblemente, no sólo por constituir la base idónea para visitar el impresionante Cañón del Colca sino por la ciudad en sí misma, una de las más bonitas de la nación. Un recorrido arequipeño da pie a descubrir auténticas maravillas pero en mi agenda llevaba apuntada una muy esperada: una cita con Juanita, la Dama de Ampato , en el Museo Santuarios Andinos local.  El patio del museo A mediados del siglo XV, el Misti entró en erupción. Es un estratovolcán de 5.822 metros de altitud y cono elegante, casi perfecto, situado en el sureño valle del Chilli, muy cerca de Arequipa , ciudad que luce orgullosa el sobrenombre de blanca por la piedra de ese tono con que los españoles la reconstruyeron y que procede precisamente de esa mo

El Palacio del Pueblo

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Esa patata caliente que es el Valle de los Caídos , a la que nadie se atreve a meterle mano porque, en realidad, tampoco se tiene claro qué hacer con ella, también la tuvieron los rumanos cuando Ceaucescu fue ejecutado en 1989, llevando consigo a la tumba el régimen comunista pero dejando un recuerdo voluminoso y estridente en pleno Bucarest . Se trataba del Palacio del Pueblo , un megaedificio que se había erigido con la idea de centralizar en él todos los servicios administrativos del gobierno de Rumanía junto con la sede del partido y que no levantaba simpatía alguna, ni desde el punto de vista histórico ni desde el estético. Pero al menos allí han encontrado una solución. La Casa Poporului , tal era su nombre original (Casa del Pueblo, al cambio) no nació porque sí. En la primavera de 1977 un tremendo terremoto de 7,2 grados en la escala Richter y epicentro en la región moldava de Vrancea sacudió buena parte de los Balcanes, afectando especialmente a Bucarest. El desastre e

La hoguera de las vanidades

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Es difícil centrar la atención en un único punto cuando se visita la Plaza de la Señoría , en Florencia . Se trata de uno de esos sitios que acumulan atractivo tras atractivo, belleza tras belleza, de manera que los ojos van saltando del Palacio Viejo a la Logia dei Lanzi , de la Fuente de Neptuno a la estatua ecuestre de Cosme de Médici, de la copia del David de Miguel Ángel al Perseo de Cellini, del Marzocco al mismo suelo empedrado de este ágora. ¿Al suelo? Sí porque en el pavimento, en el punto central de la plaza (delante de la fuente) hay incrustada una placa de granito con una interesante inscripción que, traducida (está en italiano pero recordemos que e molto fácile e divertente ), significa lo siguiente: Aquí fue donde, junto a sus hermanos fray Doménico Bounvicini y fray Silvestro Maruffi, el 23 de mayo de 1498, por inicua sentencia, fue condenado y quemado fray Girolamo Savonarola. Cuatro siglos después se colocó este memorial. Girolamo Maria Franc

Volubilis

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Aunque hoy se llama Mauritania a un país del África atlántica, encajado entre el océano al oeste, Mali al este, Senegal al sur y el Sahara occidental al norte, históricamente ese nombre sirvió para designar al reino norteafricano de los mauri (los amazigh, para ser más científicos), relacionado con el de Numidia por su origen púnico y que el emperador Claudio terminó incorporando al Imperio Romano en el año 44 d.C. Entonces, quedó dividido en dos provincias: la Mauritania Caesariensis , en la actual Argelia, y la Mauritania Tingitana , en Marruecos , ambas separadas por el río Muluya. Vamos a quedarnos hoy con la segunda, que tenía su capital en Tingi (lo que acabó por convertirse en Tánger). La historia de la Tingitana es muy interesante por sus implicaciones a la larga, ya que dependía económicamente de la Bética hasta el punto de que se la conocía también como Hispania Transfretana (o sea, la del otro lado del Estrecho), quedando incluida en la Diocesis Hispaniarum en t