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Mostrando entradas de noviembre, 2017

La Torre del Conde (y II): la Rebelión de los Gomeros

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En el artículo anterior repasaba cómo fue la llegada de los castellanos a la isla de La Gomera y cómo Hernán Peraza el Viejo construía la Torre del Conde en la recién fundada villa de San Sebastián, la misma donde recaló Colón antes de atravesar el Atlántico en 1492. También reseñaba que el Viejo falleció en 1452. El relevo lo recogió su nieto, que también se llamaba Hernán y por eso, para distinguirlo del anterior, llevaba el apodo de el Joven o el Mozo . Su madre era Inés Peraza de las Casas , hija de Hernán el Viejo y a la que le gustaba hacerse llamar Reina de las Canarias porque su familia no sólo se las arregló para lograr que Enrique IV de Castilla le concediera el señorío del archipiélago sino que también convenció a los portugueses para que se marcharan de La Gomera. El  reinado  duró hasta 1477, en que Inés y su marido, Diego de Herrera , cedieron sus derechos a los Reyes Católicos a cambio de ser nombrados condes. Esta isla se la dejaron en herencia a su segundo hi

La Torre del Conde (I): la ocupación de La Gomahara

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Una de las primeras cosas que ve uno cuando desembarca del ferry en el puerto de La Gomera es la figura solitaria y llamativa de la  Torre del Conde . Está en el parque homónimo, una pequeña zona de asueto situada frente al mar y con un césped verdísimo sobre el que el monumento parece flotar. Contemplándola allí, batida por el sol y escapando a la sombre a de las palmeras que circundan el sitio, parece increíble que aquel haya sido el escenario de dramáticos momentos siglos atrás, cuando la reposada existencia de los gomeros se vio alterada por la llegada de aquellas enormes canoas a vela y sus extraños ocupantes que, embutidos en corazas, reclamaban la propiedad de sus tierras en nombre de un lejano rey. Probablemente los aborígenes ignorasen que su propio origen no era autóctono , tal cual pasaba con sus vecinos de las otras islas: los guanches tinerfeños, los bimbaches de La Palma, los canarios de Gran Canaria, los majos de Fuerteventura... Todos venían de fuera, aun